Cuando los jóvenes ingresan a una empresa como juniors deben superar una etapa de entrenamiento. Sin embargo, retener y mejorar las habilidades de los jóvenes profesionales en el trabajo parece cada vez más desafiante ahora que, dado el contexto de pandemia, estamos teletrabajando. Esto impide sociabilizar con colegas y aprender de ellos.

Sin embargo, este tema es muy importante ya que mejorar las habilidades de los empleados de la generación Z no solo es un desafío en el mundo posterior a una pandemia, sino también un requisito para retener a los empleados jóvenes.

Frente a este panorama, la pregunta es: ¿cómo deberían las organizaciones remodelar sus programas de capacitación para adaptarse a la generación Z? Analicemos las particularidades de estas personas.

La generación Z es la primera que crece con teléfonos inteligentes. Así es como se comunican, consumen información, se conectan a las oportunidades y, lo que es más importante, aprenden cosas nuevas. Son estudiantes activos, rápidos e independientes que desean unir todo lo que escuchan, ven y leen con el mundo real.

En lugar de desalentar la necesidad constante de la generación Z de usar dispositivos móviles, podemos acelerar la mejora al permitir el uso de teléfonos inteligentes en el trabajo a nuestro favor y convertir estos aparatos en herramientas de aprendizaje.

Los dispositivos móviles como aliados de la generación Z a la hora de aprender

Es importante tener en cuenta la poca capacidad de atención de la generación Z: unos 8 segundos, en comparación con los 12 de la generación Y. Esto significa que las organizaciones se benefician con la entrega de contenido de aprendizaje fácil de entender a través de herramientas que los más jóvenes usan todos los días.

Por otra parte, esta generación parece ser más práctica que otras. El aprendizaje estilo conferencia ya no es relevante y no impulsará el compromiso de un empleado. Sin embargo, aprender haciendo es óptimo para ellos.

La práctica, la otra gran protagonista

Alrededor del 51% del talento de la generación Z aprende mejor a través de experiencias prácticas de aprendizaje, mientras que solo el 12% lo hace escuchando. Por ende, para que las organizaciones involucren a un joven profesional en la capacitación de cumplimiento o lo equipen con una nueva habilidad física o blanda, es esencial crear un entorno de aprendizaje práctico.

El aprendizaje experiencial conectado al mundo real puede brindar una oportunidad para reflexionar, analizar, probar y experimentar. Cuanto más práctica parezca una habilidad o entrenamiento, más comprometido estará un profesional de la generación Z.

Por otra parte, los profesionales que comienzan su carrera no solo quieren hacer sus labores, también quieren crecer y experimentar. Según el informe 2021 Deloitte Global Human Capital Trends, rediseñar el trabajo en torno a la experiencia de los empleados es imprescindible para las empresas que desean prosperar.

Los programas de rotación, capacitación cruzada o incluso mentores en diferentes departamentos pueden ayudar a nutrir la curiosidad de los jóvenes y aumentar la motivación para crecer dentro de la empresa. Si bien la falta de experiencia puede desanimar a algunos gerentes a brindar a los empleados de la generación Z la oportunidad de tomar la iniciativa y explorar, es posible que se sorprendan con su calidad de las ideas y creatividad.

Los profesionales de la generación Z naturalmente quieren aprender habilidades con la aplicación inmediata en el trabajo, estarán aún más comprometidos con el aprendizaje si las destrezas están directamente relacionadas con el crecimiento profesional.

Alrededor del 76% de los empleados de la generación Z conectan el aprendizaje con el progreso profesional, más que otras.

El número de empleados de esta franja etaria seguirá creciendo en el ámbito empresarial. Por eso es que conviene invertir en capacitarlos para que puedan optimizar su aporte de valor en el puesto de trabajo.